Mensaje de la Vida Religiosa Andino/Amazónica
Quito, 27 de febrero de 2023
Queridas hermanas y queridos hermanos.
Al inicio de la fase continental del Sínodo de la Sinodalidad, como Vida Religiosa que ha plantado su tienda en las entrañas de nuestros pueblos andinos y amazónicos, les hacemos llegar nuestro saludo y nuestra gratitud por seguir tejiendo unidad y comunión en el corazón de nuestras Iglesias locales, nuestras comunidades religiosas y familias humanas y cristianas. Nos alienta la belleza de la diversidad de colores de nuestros ministerios bautismales, condición de posibilidad que nos permite recrear la mística de la fraternidad, desde el dinamismo de lo inter (generacional, cultural, congregacional), de la profecía de la participación y la entrega martirial de nuestras vidas, como Jesús de Nazaret, en los nuevos escenarios socioculturales, políticos y geográficos de nuestros países.
La Vida Consagrada a lo largo de su historia ha ido ensanchado su toldo, fortaleciendo sus estacas y tensando sus cuerdas para sostener con terca esperanza los vendavales de la muerte que permean la vida de los más pobres; pobres de rostros culturales y sociales, mujeres, jóvenes y ancianos excluidos del sistema. En esta hora histórica de nuestros territorios, emergen gemidos de angustia, urgiéndonos a reimaginar nuevos espacios de “escucha generosa”, con atención consciente a sus gestos y símbolos, invitándonos a “cultivar la sabiduría del discernimiento” para acoger con un “corazón compasivo y misericordioso” sus apuestas de transformación, devolviendo la frescura evangélica a nuestra vocación e invitándonos a retornar a nuestra Galilea original y originante, manantial inagotable de vida nueva.
Aunque la angustia, la desesperanza, las ideologías, la injusticia y la desigualdad rondan nuestras realidades sociales y territoriales, no queremos dejar de soñar y fortalecer nuestra vida y esperanza en Dios que nos acompaña y nos revitaliza.
Soñamos y, seguramente, despertaremos con la frescura evangélica de la luz del alba que ilumina la travesía de nuestra peregrinación de conversión misionera, sinodal, eclesial, ecológica; curando las heridas de nuestra fragmentación socioeclesial, embalsamamos el cuerpo inerte clerical-jerárquico de nuestros espacios de participación con flores y aromas de nuestra dignidad bautismal y con fragancias de mística, misión y profecía martirial.
Soñamos con que la frescura evangélica, que sostiene la esperanza de la diversidad de “cuerpos estigmatizados”, se impregne en el cuerpo eclesial haciendo posible, con la sabiduría del discernimiento, la cultura del cuidado y del encuentro en la travesía de nuestra reforma estructural como Iglesia.
Soñamos con una comunidad eclesial de iguales, donde los espacios de participación sean expresión real del “desborde” de la Ruah Divina, y que desde el aliento vital le permitamos generar nuevos liderazgos carismáticos, liderazgos interdependientes y en circularidad, liderazgos que visibilicen la diversidad de rostros culturales, de género y de clase social, como la comunidad que inauguró Jesús de Nazaret, en contracorriente al orden establecido de su tiempo.
Que el Espíritu les ilumine y les guíe, y les conceda la sabiduría en el discernimiento para escuchar, atender y caminar juntas/os. Les acompañamos con nuestra oración apasionada por ver una Iglesia donde brille la luz de Cristo que es nuestra cabeza y, en donde vivimos, nos movemos y existimos como cuerpo místico y único.
Fraternalmente en el Señor,
Región Andino-Amazónica de la CLAR
Conferencia Boliviana de Religiosas/os – CBR
Conferencia de Religiosas/os de Colombia - CRC
Conferencia Ecuatoriana de Religiosas/os – CER
Conferencia de Religiosas/os del Perú – CRP
Conferencia Venezolana de Religiosas/os – CONVER
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