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CURIA PROVINCIAL

Hermanos Menores Capuchinos

Plaza de Jesús, 2

28014 – MADRID

Tfno. 914.29.93.75

 

 

“Yo soy la resurrección y la vida.

El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá!” (Jn 11,25)

 

 

Queridos hermanos: EL SEÑOR OS DÉ SU PAZ.

Os comunico que nuestro Hno. VICENTE PELLICER GRACIA, de la Fraternidad Pamplona-Padre Esteban de Adoáin, ha fallecido esta mañana, 10 de febrero de 2012, en dicha Fraternidad.

Tenía 81 años de edad y 44 de vida religiosa. El funeral será mañana, sábado, 11 de febrero, a las 10 de la mañana en la iglesia de nuestra Fraternidad de Pamplona-Extramuros y el entierro a las 13 horas en Zaragoza.

Cada hermano y cada Fraternidad –según lo establecido-, ténganle presente en sus oraciones y en la Eucaristía. ¡Que el Señor Resucitado le conceda la paz y el descanso eternos!

 

Hno. Secretario Provincial

 

 

(1930-2012)

Vicente nace en Zaragoza el 7 de julio de 1930, fue bautizado en la parroquia de San Pablo el 16 del mismo mes, y confirmado en la capilla del Hogar Pignatelli el 21 de octubre de 1942.

Hijo de Vicente y de Pilar, es el tercero de seis hermanos (Natividad, Pilar, Vicente, Enrique, Carlos y Ángel); solo Carlos le sobrevive.

Según consta en su archivo personal, Vicente vive en Zaragoza de 1930 a 1948, fecha en que marcha a Valencia a trabajar en un comercio, trabajo que alternó con el empleo en el Banco de Bilbao. Previamente, de 1944 a 1948 había estudiado Banca y Comercio en la Academia Cima de Zaragoza, haciendo las prácticas de dependiente de comercio y auxiliar administrativo.

Estando en Valencia realiza el servicio militar como excedente de cupo en la 3ª Región Militar, Unidad de Farmacia, y al término del mismo vuelve a Zaragoza en 1954. De 1955 hasta el ingreso en la Orden (1965) trabaja en la firma Bescós Hermanos, de Zaragoza, un comercio de automóviles y motos.

Ingresa en el Postulantado de Pamplona-Extramuros el 25 de marzo de 1965, de donde pasa a Alsasua en enero de 1966; hace su noviciado en Sangüesa profesando en la Orden el 15 de agosto de 1967, y su Profesión Perpetua el 4 de octubre de 1970.

Zaragoza ha sido uno de los lugares donde más tiempo ha vivido como religioso. Su primer destino fue Zaragoza San Francisco, atendiendo la portería y la sacristía. De allí pasó a San Antonio en 1969 para hacerse cargo de la sacristía. De 1972 al 76 lo vemos de nuevo en San Francisco de Zaragoza y en Tudela; el trienio 1984-1987 lo pasa en Logroño.

En carta al Ministro Provincial en junio de 1973, Vicente había expresado su voluntad de ir a Misiones, y en 1987 manifiesta expresamente su deseo de ser enviado a las Misiones de la Viceprovincia del Ecuador. Esta vez su ruego es atendido, y en junio de ese mismo año llega a Quito. Tras unos meses como ayudante de Curia, en 1988 es destinado a Playas de Villamil como secretario y ayudante en la parroquia. Allí residirá hasta 1995 en que vuelve a la Curia de Quito para encargarse del Archivo y de la biblioteca. El curso 1996-97 lo vemos en Guayaquil, atendiendo el despacho parroquial, para volver de nuevo a Quito, donde residirá hasta su regreso a España en 1999 para un año sabático. Este lo pasa en Pamplona, en la fraternidad Padre Esteban, atendiendo a los religiosos ancianos y enfermos. Al finalizar ese año sabático decide quedarse en la Provincia y es destinado a Zaragoza-San Antonio. Tras dos trienios en esta fraternidad, en 2005 pasa a Pamplona-San Antonio, donde ha desempeñado los oficios de sacristán, portero y hospedero hasta que la enfermedad se lo permitió. Bajó a la Enfermería provincial el 6 de octubre de 2011, y, desde entonces, ha tenido que hacer frecuentes visitas al hospital. Por fin, él mismo pidió quedarse en casa y esperar con paz y sosiego a la hermana muerte, que le visitó ayer, viernes, 10 de febrero, a las 11 horas.

Vicente ha sido fuerte en la enfermedad y ha tratado de dar el menor trabajo posible, agradeciendo todas las atenciones que con él han tenido todos los hermanos y personal de la fraternidad P. Esteban.

Siendo ya religioso, Vicente se hizo donante de sangre. La ha donado dos veces al año prácticamente hasta que cayó enfermo.

De su época de misionero cabe destacar su trabajo en torno a la parroquias de Playas y Guayaquil, y sus tareas varias en la Curia Viceprovincial de Quito.

Hombre pulcro y delicado, dedicó muchos años de su vida al cuidado de las sacristías en los distintos conventos por donde ha pasado, sobre todo en Zaragoza-San Antonio, y San Antonio de Pamplona; siempre las tenía limpias y bien ordenadas. Era muy servicial y responsable en lo que se le encomendaba.

Pulcro en su porte y exquisito en su trato, era cercano y disponible a la gente necesitada. El Hno. Vicente siempre estaba dispuesto a acompañar a los religiosos enfermos en casa y en las clínicas. En su vida fraterna, trataba de ser puntual y no faltar a los actos de comunidad. Su afición a la lectura le ayudó a cultivar su espíritu Como buen aragonés, era muy devoto de la Virgen del Pilar y de San Antonio de Padua, en dos de cuyos santuarios ha pasado muchos años de su vida religiosa.

Descansa en la paz del Señor, querido Vicente, y que María, la Virgen del Pilar, te haya acogido bajo su manto.

 

Gabriel Larraya

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